Netflix: La Maldición de Henry
Netflix siempre había sido la puerta a mundos desconocidos, pero nadie esperaba que se convirtiera en un canal para liberar algo mucho más oscuro. Todo comenzó con el lanzamiento de una nueva serie: *El Peligro de Henry*. No era un título llamativo ni una superproducción, solo un proyecto experimental de bajo presupuesto que apareció sin previo aviso en el catálogo.
Los primeros espectadores no notaron nada extraño. Era un thriller psicológico sobre un hombre llamado Henry, atrapado en un ciclo de pesadillas recurrentes. Sin embargo, algo inquietante comenzó a suceder. Los usuarios que veían la serie reportaban experiencias extrañas: sombras moviéndose en la periferia de su visión, murmullos saliendo de los parlantes incluso con el televisor apagado, y lo peor, sueños donde Henry les susurraba en un idioma desconocido.
La teoría de una simple estrategia de marketing viral se desmoronó cuando las noticias comenzaron a reportar casos de espectadores desaparecidos. Las autoridades intentaron investigar, pero no había pruebas concretas más allá de patrones extraños en el código de la plataforma. Netflix guardó silencio, pero algunos empleados filtraron información aterradora: *El Peligro de Henry* no había sido creada por ningún equipo registrado en la empresa. Nadie sabía cómo había aparecido en los servidores.
Algunos hackers y expertos en ocultismo se unieron para analizar la serie. Lo que descubrieron los dejó helados: cada episodio contenía patrones subliminales que evocaban antiguos símbolos de invocación. La serie no solo contaba la historia de Henry, sino que la traía a la realidad.
Era una maldición disfrazada de entretenimiento. Y Henry… Henry no era solo un personaje.
Cuando Netflix intentó eliminar la serie, se encontraron con una barrera imposible: cada intento por borrar los archivos solo generaba nuevas versiones del show, con episodios inéditos donde aparecían los rostros de los desaparecidos. Alguien o *algo* estaba asegurándose de que la historia continuara.
Desesperados, Netflix ocultó la serie bajo un algoritmo especial, visible solo para ciertas cuentas. Pero Henry tenía otros planes. Pronto, usuarios de todo el mundo comenzaron a recibir recomendaciones inusuales, sus perfiles hackeados, sus listas de reproducción llenas de episodios de *El Peligro de Henry* que no podían eliminar.
La serie se propagaba como un virus.
Para entonces, la maldición ya había cobrado demasiadas víctimas. Algunos intentaron advertir a la gente, pero era demasiado tarde. Henry ya no estaba atrapado en la pantalla. Ahora, caminaba entre nosotros.